La Reforma inacabada

Culpa

Tal y como reza la canción:

“Que la destruyan

Que no quiero estar tentada a tenerla, ni a mirarla

Que no quiero tropezarme cuando vuelvo tarde a casa

Que la saquen de mi vida de una vez por todas”.

La culpa. Vanesa Martín (2.018)

Quizá lo más difícil sea poner fecha a cuando aparece el sentimiento de culpa en una persona.

Quizá en la madurez cuando ya hemos vivido varias experiencias, buenas, malas y otras traumáticas. Las experiencias traumáticas no tienen siempre que ser por hechos brutales, a veces son simples circunstancias de la vida cotidiana.

Quizá en la adolescencia, como suelen decir “está en la edad del pavo” o “son las hormonas”.

Quizá haya sido siendo niños, por algún hecho que nos ha marcado y que con mucha probabilidad ni recordamos.

O quizá ya nacemos con el sentimiento de culpa, por la información genética que heredamos o como apuntan algunos neurólogos por el llamado shock biológico, cuando el hecho le sucede a uno de nuestros ancestros antes de ser nosotros concebidos. Los traumas pueden ser heredados por la madre desde el vientre y estar presentes antes de que la persona tenga memoria racional o consciente y así el bebé puede nacer con un sistema desregulado.

Lo cierto es que desde el momento que aparece el sentimiento de culpa o se ataja o comienza su rápido crecimiento ascendente, como yo me atrevo a decir, arrasa.

Arrasa porque te aísla, te aísla porque sientes vergüenza, sientes vergüenza porque piensas que solo te ocurre a ti. Te puede llevar a las adicciones, estas crees que te ayudan a olvidar o a ser quien quieres ser y en otros casos te arrastra a las conductas autolíticas.

Siendo bebé no me atrevo a decir cómo se manifiesta el sentimiento de culpa. Pienso que los bebés que por ejemplo lloran mucho aun siendo totalmente atendidos, sea esta una de las manifestaciones.

El ser niño nos lleva a tener ya una memoria consciente pero no tenemos edad para una suficiente comprensión. Si naces con problemas físicos y con unos seis o siete años oyes en tu entorno como te describen de forma despectiva, te lleva a pensar “sienten vergüenza de mí por como soy y yo no puedo hacer nada para cambiarlo”. No hay que caer en el prejuicio de que lo hacen porque no nos quieren, en la mayoría de los casos lo hacen porque creen que, aunque hablen en nuestra presencia no vamos a entender lo que dicen, lo que ellos no entienden es que no somos sordos y que lo que dicen por nuestra corta edad no lo podemos “traducir” correctamente. Hoy con mis cuarenta y siete años si escuchara a mi “tribu” decir que soy fea, simplemente sonreiría y pensaría que lo suyo es peor porque para la falta de empatía no existe cirugía. Qué ignorancia la de la madre de una niña que no deja a su hija ser amiga de su compañera de pupitre porque la considera muy fea. Este suceso entre otros.

Llegamos a la adolescencia, donde más comparaciones se hacen, donde más te escondes, donde comienza tu exilio de la sociedad, donde creas tu castillo con dragones y mazmorras, donde consideran que sufres TDA (Trastorno de Déficit de Atención) cuando lo único que sucede es que quieres aprender a teletransportarte. Puede que aumenten las burlas sobre tu físico, que algunas personas incluidas profesores hagan mal uso de su mal entendida superioridad o que tu “tribu” se vanaglorie con comentarios del tipo “nos cuesta más que lo que vale”, aquí tampoco debemos volver a caer en el prejuicio de que no nos quieren, sino que para ellos es una forma de expresar orgullo por lo que hacen. Este suceso entre otros.

Se supone que con la madurez ya no te deben afectar hechos como los anteriormente comentados, de no afectarte esos, te afectan hechos como que consigues tu primer trabajo serio y por abuso de confianza te piden el favor de la demora del cobro de tu nómina (trabajas seis años y medio y apenas llegas a cobrar casi dos años) y que todo termine un día que acabas escondida debajo de tu mesa, tú sola en la empresa y dos personas intentando echar la puerta abajo porque quieren cobrar su deuda. Eso sí tu jefe y su familia mientras están en Marina d’Or. Con los años, en otro de los trabajos que consigues, no te dejan ninguna nómina sin cobrar, pero consigues sufrir tres ataques de pánico en los que solo piensas que tienes de salir corriendo, aunque sea a escondidas y cuando te encuentras en la calle, no sabes cómo has salido, ni donde está aparcado tu coche, ni donde ir a esconderte para que los menos posibles conozcan lo sucedido. Sin olvidar de no caer en el prejuicio de que no nos quieren, sino que aquí “el más tonto monta relojes y le sobran piezas”. Estos sucesos entre otros.

Por todo lo sucedido, tú y sólo tú, creas la idea que ya solo tu nacimiento es una desgracia para tu familia (para mí, tribu), que los que abusan de ti lo hacen porque no eres lo suficientemente bueno/a y de cierta manera lo mereces. Lo que es un problema, tú lo complicas, una situación difícil la conviertes en un problema y lo bueno que te puede suceder, sí o sí lo terminas boicoteando. Como hay que encontrar una solución, tú optas por ocultar todo lo posible, a llevar una doble vida ya que en tu entorno te comportas de una manera para que nadie se sienta molesto y fuera te comportas de otra diferente intentado encontrar tu salvación (crees que por nada del mundo debes contar que has necesitado buscar ayuda) y por último consumes tu vida intentando compensar todo lo malo que crees que provocas, incluso llegando a la ruina económica.

Llega un día que, gracias a no cesar en la búsqueda de solución, al trabajo de los psicólogos, neurólogos, neuropsicólogo y buen psiquiatra que te han o te están atendiendo, comprendes que tu situación es un fantasma de tu propia creación, que tu “tribu” en verdad te quiere, que lo único que ha ocurrido es que no han entendido tu sensibilidad del momento. Que gracias a buenos amigos y personas que se cruzan en tu camino con las que incluso nada crees que te une, te hacen ver que ERES BUENA PERSONA Y MERECES LO MEJOR.

Ahora me queda el trabajo de terminar perdonándome todo el daño que me he infringido, las malas decisiones tomadas condicionadas por mi sufrimiento y el dolor que he podido provocar, ya que al mismo tiempo que sufres puedes herir a otras personas.

Mª. Carmen

10 de abril de 2024

 

 

 

 

 

 

41 Comentarios

  1. Rosalia Ruiz Lopez

    M.Carmen eres una heroína,cuanto debes haber sufrido .te recuerdo de la primera reunión y tus ojos expresaban dolor
    No dudes de ti eres una luchadora

    Responder
    • Maria José garcia gonzalez

      Me pareces una persona muy luchadora y salíendo ,a delante de todo lo que pásaste .Sigue así que veo que estás en el buen camino
      VALIENTE Y LUCHADORA!!!!.UN ABRAZO.

      Responder
      • Pilar García Moreno

        Cuanta vida se desperdicia y cuanto sufrimiento produce la culpa. Todo en la vida es un aprendizaje muy duro para nuestra sensibilidad. Gracias Mari Carmen por tu relato lleno de sinceridad de todo lo sufrido. Eres ya una valiente que ha sabido buscar la ayuda necesaria para vivir tú realidad de persona buena y valiosa.

        Responder
    • M. Carmen

      Gracias por tus palabras.

      Responder
      • M. Carmen

        Perdón, gracias por VUESTRAS palabras.

        Responder
  2. Nieves

    Qué bonita reflexión y cuanto sufrimiento lleva implícito ..
    Gracias por compartirlo M.Carmen

    Responder
    • M. Carmen

      Me doy por satisfecha si puede ayudar a alguien.

      Responder
  3. Alberto Gadea Soler

    Muchas veces nos quedamos en la superficie al pensar en nosotros mismos. Otras veces, agraciadamente, podemos vernos con una mirada más profunda, más cercana, más sensibilizada. Y entonces podemos visualizarnos con los ojos del amor. Lo has conseguido Mari Carmen. Quiero felicitarte, quiero darte la enhorabuena por este relato tan valiente, tan real y tan sanador. Tienes una gran capacidad y una gran sensibilidad por lo que eres una persona muy especial. Escribir a veces ayuda porque la introspección genera posibilidad de cambios positivos. Y tú los has conseguido. Me alegra mucho leerte, me emociona todo lo que has compartido en esta revelación y estoy muy contento de haber podido conocerte. Llegar hasta aquí habla de tu lucha y de tu entrega para sentirte mejor. Un abrazo fuerte!

    Responder
    • Nati

      Mª Carmen, has sabido describir perfectamente esa distorsión de la realidad que te hace sentir tan mal durante mucho tiempo y cómo con ayuda de los profesionales adecuados, y sobre todo de ti misma, has podido reconducir tu vida. Muchas gracias por compartirlo. Un gran abrazo cargado de energía.

      Responder
      • Joaqui

        Hola preciosa, eres una auténtica guerrera, muy valiente. Has sufrido mucho, pero aquí estás en el camino perfecto de tu sanación. Muchas gracias por abrirte así y ser tan valiente. Un fuerte abrazo 😘🤗

        Responder
        • M. Carmen

          Tu también eres una luchadora.

          Responder
      • M. Carmen

        Mucha energía para ti también y para todos, todos.

        Responder
      • Juan Carlos Valiente García

        Hola M. Carmen. Me ha causado una gran emoción tu testimonio. La culpa es únicamente de esta sociedad tan cruel e injusta, tan …, podría decir tantas cosas. Has dado un gran paso adelante, eres muy valiente y luchadora. Gracias por compartirlo. Un fuerte abrazo!!

        Responder
        • M. Carmen

          Un abrazo para ti también

          Responder
    • Pilar

      Querida Mª Carmen, me identifico mucho contigo. Creo que he arrastrado los sentimientos de culpa y vergüenza desde el mismo día de mi nacimiento, si no antes, desde el vientre materno. He sido muy sensible y he dejado que los comentarios de la gente me afectaran demasiado. He cometido errores que han afectado a mi familia, he entrado en la oscuridad y me he los llevado conmigo. Tengo suerte de tenerlos. Admiro tu coraje y te agradezco mucho que compartas esta magnífica reflexión. Eres un ejemplo y puedes ayudar a mucha gente a que vea reflejados aspectos de tu vida en lo que cuentas. Un fuerte abrazo.

      Responder
      • M. Carmen

        Te comprendo, un abrazo.

        Responder
      • Pedro

        Hola M, Carmen.
        Me ha llegado muy adentro tú relato.
        Me identifico mucho con lo que nos has contado.
        Hay que ser fuerte y mirar adelante, luchando.
        Gracias.

        Responder
        • M. Carmen

          Gracias.

          Responder
    • M. Carmen

      No tendré vida suficiente para agradecer tu ayuda. Eres un PROFESIONAL BRILLANTE. Mil gracias.

      Responder
  4. Sole

    M.Carmen estoy muy emocionada leyendo tu historia, qué vida más triste te ha tocado vivir . Pero cómo tú dices intenta perdonar y sobre todo PERDONARTE. Animo y estás en el lugar ideal para apoyarte en personas que también lo hemos pasado o están pasandolo mal . Cada uno de nosotros tiene una historia dura detras . Somos sobrevivientes, conocemos al monstruo de la depresión , somos Héroes . Sigamos luchando 💪

    Responder
    • M. Carmen

      La guerra la vamos a dar nosotros, q se escondan los monstruos.

      Responder
  5. Juani Pastor

    M. Carmen tu relato me ha llegado al fondo del alma. Perdonar la ignorancia ajena será el punto final a tu sufrimiento. Y aunque esto pueda sonar un poco soberbio, no creo que tengas nada que perdonarte, bastante castigo has soportado. No tienes CULPA.
    Un gran abrazo compañera.

    Responder
    • M. Carmen

      Gracias a ti también, compañera.

      Responder
      • Mª. Carmen Verdú

        Soy una auténtica patata con las redes, algunas respuesta han aparecido por ahí pero no donde yo pensaba q iban a parar, lo dicho patata, patata.

        Responder
        • Ana Torregrosa

          Hola Mari Carmen, las creencias de la familia (la tribu) pueden determinarnos durante toda la vida, afortunadamente tu inteligencia, sensibilidad y valentía te han empujado a dejar atrás esas creencias y juicios que llegan a ser tan tóxicos. Enhorabuena por el artículo.

          Responder
          • M. Carmen

            Gracias.

      • Rafael González Quesada

        Gracias M Carmen por compartir y abrirte. Eres muy fuerte por crecer con toda tu historia, que no es nada fácil.
        Pero como ves la vida te va regalando sabiduría y fuerta para seguir luchando y crear una mujer bella. No creas nunca que la belleza externa es un jandica para que te valoren. Las mujeres más bellas del mundo han sido las más desgraciadas y solitarias. Han sufrido en sus carnes el que las adorasen como ha meros objetos y las utilizasen para luego ser abandonadas. La vida es cruel con la belleza en todas sus expresiones. Gracias.

        Te recomiendo leer DIOSAS DE HOLLYWOOD Y DIVAS DE HOLLYWOOD de Cristina Morato. 😘😘

        Responder
        • M. Carmen

          Anotado en mi lista de libros a leer. Gracias.

          Responder
  6. Bautista Such Martínez

    Hola soy Bati. Todo lo que te ha pasado es lamentable, asqueroso, indigno y no tiene nombre. Pero eres muy valiente al contarlo. No sé si cuando dices fea te refieres interiormente o físicamente, pero déjame decirte una cosa,soy una persona religiosa y la Biblia dice que Dios no se fija en la apariencia exterior de las personas sino lo que son por dentro, la belleza interior es mucho más importante y atractiva. No te conozco pero al contar lo que te ha pasado has demostrado ser una persona valiente y con unas virtudes maravillosas. Sigue adelante. Un abrazo 🫂 y un beso 😘

    Responder
    • M. Carmen

      🙏

      Responder
  7. Lourdes

    M*CARMEN Que alegría que hayas encontrado a esos profesionales y personas que aún pareciendo que no hay nada en común, te han hecho sentir parte de una comunidad que te aprecia, entiende tú sensibilidad y te ha ayudado a ver que eres más valiosa de lo que tu mente te ayuda a ver, seguro que la culpa se ha hecho menos y tú motivación y tu deses de lucha te llevarán a entender que tuya no es la culpa
    Un gran abrazo

    Responder
    • M. Carmen

      Otro abrazo para ti.

      Responder
  8. Maria Jose Fuster

    Querida Mari Carmen,
    El relato que has compartido es un testimonio valioso y revelador sobre la complejidad de la culpa y cómo esta puede influir en nuestra salud mental a lo largo de diferentes etapas de la vida. Es importante reconocer la valentía que has demostrado al abrirte y compartir estas experiencias, lo cual es un paso crucial hacia la sanación. La culpa, especialmente cuando se arraiga desde temprana edad o se ve exacerbada por experiencias traumáticas, puede tener un impacto profundo, llevando a aislamiento, vergüenza, y en algunos casos, a conductas autodestructivas. Sin embargo, tu relato también me evoca la importancia de la sensibilidad, un rasgo que, a pesar de sus desafíos, puede conducir a una mayor empatía y conexión con los demás. Esta sensibilidad es una fortaleza, no una debilidad, y puede ser una fuente de riqueza emocional y creatividad. El proceso de desprendimiento de la culpa y el trabajo hacia el perdón propio son fundamentales para la recuperación y el bienestar emocional. Tu esfuerzo y perseverancia en buscar ayuda y comprensión son dignos de elogio. Recuerda, eres una persona y como tal un ser lleno de dignidad, además pareces una maravillosa persona y por supuesto mereces lo mejor!. La sensibilidad que posees es un regalo, capaz de traer luz a la oscuridad y conectar profundamente con los demás. Deseando conocerte un poco más… Un agradecido beso por tu testimonio de un miembro de esta nueva amorosa y empática «tribu» que hemos formado!

    Responder
    • M. Carmen

      Muchas gracias.

      Responder
  9. Vicente Beviá

    Muchas felicidades por este gran relato, demuestra una valentía admirable y sobre todo mucha fuerza no es fácil pero lo has hecho sigue así. Un abrazo!!!☺️

    Responder
    • M. Carmen

      Un abrazo también para ti.

      Responder
  10. Lorena

    La culpa… esa compañera dañina con la que nos toca lidiar tantas veces y que debemos aprender a soltar. Enhorabuena por el relato, sin duda se nota cuanto has aprendido sobre ella. Un abrazo!

    Responder
    • M. Carmen

      Otro abrazo para ti.

      Responder
      • Victoria Climent Sánchez

        Me parece una historia q por desgracia es el denominador común d mucha gente , tú eres valiente por contarla y seguir hacia adelante, porque no todos lo hacen.Un abrazo y piensa q tú vales mucho.

        Responder
  11. P y M

    La belleza auténtica es algo muy distinto a lo que dictan los estándares sociales (de moda) de «ser guapa o guapo».
    Y aquellos que los cumplen saben perfectamente que es efímero.

    Estas imposiciones que parece que vienen dadas, generan sufrimiento. Siento mucho por todo lo que has pasado, por la falta de comprensión y de apoyo que has sentido.

    Y tengo la convicción y así lo siento de que la belleza…, la de verdad…, está en el alma de la persona.
    La descubrimos en su Ser, en lo que nos transmite su presencia, independientemente de su físico.

    Y con tu relato muestras tu hermosura.

    Responder
    • M. Carmen

      Gracias, con tus palabras demuestras la tuya.

      Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar

Soledad

Soledad

Siempre he sido, lo que suele llamarse, un Alma Vieja, o como decía mi yaya, una vieja en el cuerpo de una niña, y eso amigos míos, cuando eres muy pequeña es un poco confuso,...

leer más
Miedo

Miedo

Recuerdo perfectamente el día exacto en que todo comenzó. Yo era muy jovencita y hasta ese momento nunca noté nada raro a nivel mental que me hiciese sentir mal. Pero ese día,...

leer más
Lucha aunque no tengas fuerzas

Lucha aunque no tengas fuerzas

Mi nombre es Eva María Galán y de toda la vida fui una niña especial, me refugiaba en los libros, en escribir, en mi soledad…hasta que un día empezó mi calvario. En el colegio...

leer más

Contacto

contacto

Teléfono

+34 616 852 402

WhatsApp

+34 616 852 402

Email

info@psiquiatraalbertogadea.es

Dirección

Avenida General Marvá, 33, 1º A
03005 – Alicante

Dirección

Ed. Joymar

C/ Marte 1 Oficina 3C,
03501 – Benidorm